El pasado
15 de marzo falleció en Madrid a los 80 años José Dalmau Pérez. Defensor
consecuente y riguroso del ideal republicano y en concreto de la herencia de la
IIª República, tuvo una enorme dedicación a organizar homenajes, reuniones y a
promover la memoria viva de aquel extraordinario periodo de nuestra historia
reciente.
Hombre templado, amable, siempre dispuesto a escuchar
opiniones diferentes a la suya, y queriendo siempre antes convencer
racionalmente que vencer a sus interlocutores, hizo mucho bien por esos altos
ideales mostrando su característica templanza, y su clara convicción
republicana.
En su vida profesional fue dignísimo funcionario en el
Ministerio de Hacienda, habiendo comenzado su carrera profesional en el Cuerpo
de Inspectores de Aduanas e Impuestos Especiales y finalizándola como Inspector
de Hacienda, con completo convencimiento del deber que un funcionario ha de
tener en el cumplimiento de su labor sin aceptar ni presiones ni imposiciones.
Tras el fin de la Dictadura tuvo diversas
responsabilidades públicas. Fue la persona decisiva en la consecución del
reconocimiento de los militares del Ejército de la República represaliados,
incluyéndose la consecución de las pensiones tanto a ellos como a las viudas.
Realizó el primer listado completo de militares a los que correspondía
reconocer sus derechos en democracia.
Tuvo un papel relevante en la elaboración de la nueva
legislación democrática sobre materias presupuestarias y otros temas de Derecho
administrativo en los que era notable experto, cuestiones que fueron claves en
las discusiones que permitieron elaborar la Constitución del 78.
Recibió diferentes distinciones entre las que destaca la Gran
Cruz de San Raimundo de Peñafort en febrero de 1980.
Su labor continua, empeñosa e inteligente consiguió tender
puentes entre diferentes sensibilidades republicanas. Gracias a esa labor en
los periodos de nuestra historia democrática reciente, muchos activistas
jóvenes que tenían tan sólo vagos sentimientos republicanos pudieron comprender
los altos valores que la República representaba y que él defendía con su
habitual prudencia y claridad. Sus reuniones del 14 de cada mes bajo el
tradicional título de Tertulia republicana, eran punto de encuentro de docenas
de personas del mundo de la política y la vida sindical que dejaron un hondo
reconocimiento a su labor por parte de tantos compañeros. Su labor como miembro
de la Junta Directiva de la Asociación Archivo Guerra y Exilio, AGE, daba a
esta un punto de inteligencia y saber republicano esencial sin partidismos ni
asomo alguno de parcialidad.
Era ante todo un hombre honrado, un hombre bueno y un
hombre cívico, un sincero ciudadano republicano.
Juan Barceló
Vocal de la Junta Directiva de AGE
Siento llegar tan tarde a este panegírico, que en mi modo de ver está algo incompleto. No pongo en duda las convicciones republicanas de Jose María Dalmau (tenía una bandera republicana en su despacho), pero algunas afirmaciones como hombre honrado, hombre bueno y eso de que no acepta a presiones ni imposiciones ya es otra cosa.
ResponderEliminarComo funcionario, como jefe en concreto, no puede afirmarse nada de eso. Era una persona que se ensañaba con el que él consideraba débil (“flojo” era la palabra que utilizaba) si creía que podía doblegarlo y sobre todo si servía para meter miedo a todos los demás (créanme, lo conseguía). Algunos de los que no se doblegaron pagaron cara mantener la dignidad. A su vez se comportaba con sumisión y peloteo con sus superiores (otra cosa es lo que él contara), con las excepciones de cuando no controlaba su ira ante sus superiores, control que no tenía que ejercer cuando los destinatarios eran sus subordinados (y que no ejercía).
Podría dar muchos datos concretos y contar situaciones que dejarían clara esta faceta, pero ya es un tanto tarde. Sin embargo la panegírico está tan alejado de la realidad que vivimos tantas personas, que me he visto en el deber de corregir algunas de las afirmaciones, a contar algo de la su realidad oculta, y por lo tanto aportar algo de justicia.
Buscando en los periódicos puede que encuentren alguna de sus hazañas.
No todo era malo en él: era inteligente , trabajador y ocurrente. Lástima que también utilizara esas capacidades para hacer tanto daño.
Ahora creo que este “in memóriam” está más completo: tiene más memoria.
Completamente de acuerdo. Yo le sufrí cuando fue Subdirector General de Inspección y Actuaciones en el Instituto Nacional de Estadística ( INE).
ResponderEliminarEra un auténtico déspota administrativo.
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