Han sido numerosos los
asistentes a los actos en recuerdo de los afectados por el llenado
del pantano del Ebro en 1947 y en memoria de los trabajadores y de
los presos republicanos que hicieron trabajos forzados allí en
condiciones infrahumanas.
La Comisión Campurriana para la Historia del Pantano del Ebro, organizadora de los actos, ha
conseguido colocar una placa en la localidad de Arroyo en recuerdo de todos ellos con un texto
que ha tenido que consensuar con la Confederación Hidrográfica, que
no admitía la expresión “presos republicanos” por lo que
finalmente se tuvo que poner “presos de la guerra civil”, aunque
esta expresión no sea correcta, ya que la mayoría no eran “presos
de guerra” sino condenados en la represión posterior a la guerra.
Por la tarde, en Reinosa, se presentó el libro de Jesús M. Fernández Navamuel “Los resistentes del pantano del Ebro” con numeroso público que abarrotó el salón de actos de la antigua Casa de Cultura. Durante el acto, además de la intervención del autor del libro, tuvimos la oportunidad de escuchar una magnífica exposición de la historiadora Rosa Pérez Quevedo que detalló las penosas condiciones en que trabajaron los presos en la construcción del pantano, con una escasísima alimentación y expuestos a la contaminación del cemento con el que trabajaban en jornadas agotadoras.
Por la tarde, en Reinosa, se presentó el libro de Jesús M. Fernández Navamuel “Los resistentes del pantano del Ebro” con numeroso público que abarrotó el salón de actos de la antigua Casa de Cultura. Durante el acto, además de la intervención del autor del libro, tuvimos la oportunidad de escuchar una magnífica exposición de la historiadora Rosa Pérez Quevedo que detalló las penosas condiciones en que trabajaron los presos en la construcción del pantano, con una escasísima alimentación y expuestos a la contaminación del cemento con el que trabajaban en jornadas agotadoras.
Para amenizar la velada estuvo el rabelista Rafael Seco que interpretó las "Coplas del Pantano". Escuchándole, parecía que nos trasladábamos a los tiempos de los juglares en que se contaban las historias por los pueblos con música para que todo el mundo supiera lo que ocurría.
Una estupenda jornada que ha quedado reflejada en la prensa:
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