En Andalucía se sigue con la interminable labor de actualizar el mapa de fosas comunes. Desde el último recuento, han aparecido 88 fosas más, y ya van 702 con unos 50.000 cadáveres... y seguirán apareciendo más enterramientos clandestinos ligados a la represión franquista, ya que en muchos casos, aunque haya constancia de la existencia de una fosa, no se ha podido localizar el lugar exacto, por el paso del tiempo, el cambio del paisaje y la desaparición de los testigos.
Manuel Velasco, responsable de AGE en Andalucía, también coincide en que el mapa no ha alcanzado «la versión definitiva», aunque ha mejorado en metodología. Pero de muchas fosas solo se tiene constancia por testimonios orales, y muy pocas están «dignificadas».
Con una importante bibliografía universitaria sobre la guerra civil a sus espaldas, José Luis Gutiérrez considera que «nunca podremos saber el número exacto de muertes ni de fosas». Falta documentación y después «ha faltado interés».
Además, los golpistas de 1936 llevaron a cabo una estrategia de ocultar sus crímenes y ningunear a las decenas de millares de asesinados. «Eran conscientes de la magnitud de lo que estaban cometiendo [ahí están las instrucciones previas al golpe de que fuera lo más sangriento posible, o las charlas radiofónicas del general Gonzalo Queipo de Llano animando a cometer violaciones y asesinatos] y actuaron con voluntad de humillar y aterrorizar a las víctimas, de hacerlas desaparecer no solo físicamente, sino hasta su simple recuerdo».
Más información:
No hay comentarios:
Publicar un comentario