¡Siempre en nuestro corazón!
¡Siempre en nuestro corazón!
Griega de origen sefardí,
Anette Cabelli aprendió a hablar español siendo niña, por empeño de
su madre, y adquirió la nacionalidad española gracias a las modificaciones
legales que reconocieron la deuda de nuestro país con los
judíos expulsados de España en el siglo XV por los Reyes Católicos.
Su última visita a nuestro país tuvo lugar en enero del año pasado, cuando asistió a un acto con motivo del 75 aniversario de la liberación de Auschwitz. Cabelli se trasladó a Madrid desde su residencia de Niza (Francia) y durante su breve estancia en España, justo antes de la pandemia, dio cuenta, en un perfecto español ladino, de las atrocidades que soportó en el campo de concentración de Auschwitz, al que fue trasladada desde su Salónica (Grecia) natal, y el antisemitismo que sufrió durante toda su vida.
Cabelli creció en una comunidad sefardí con su madre y dos hermanos mayores, ya que su padre murió cuando ella tenía cinco años. Cuando estalló la guerra contra Italia, en 1940, a sus hermanos les llamaron para ir a luchar al frente y, al cabo del tiempo, los judíos de Salónica fueron, poco a poco, hacinados en un gueto de la ciudad griega, junto a la estación de tren.
En 1942, a los 17 años, fue forzada a subirse a un tren, junto a su madre y otros familiares, camino del campo de concentración nazi de Auschwitz, situado en la Polonia ocupada por los alemanes. Tras cuatro días de viaje hacinadas en unos vagones, fue internada en el campo, donde le tatuaron en el antebrazo el número 40.637.
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Todo comenzó en realidad en 1936, cuando su padre, trabajador de aduana y miembro del Partido Comunista comenzó a ayudar a pasar la frontera a quienes llegaban desde Irun huyendo del Alzamiento franquista. La joven siguió los pasos de su padre y se incorporó luego a la Resistencia contra la ocupación nazi, siendo aún una adolescente. La familia al completo fue represaliada por ello, en primer lugar con el destierro a Angers. Fue enviada después al campo de concentración, solo para mujeres, de Ravensbrück, al norte de Alemania. La esperanza de vida allí no pasaba de ocho meses.
Más información:
https://www.deia.eus/cultura/2021/01/06/historica-antinazi-lucho-xenofobia-odio/1090074.html