miércoles, 15 de enero de 2020

Fallece Lázaro Nates, el último superviviente cántabro de Mauthausen

Lázaro Nates, segundo por la derecha, ante el monumento a los deportados en Camargo




Hemos recibido con gran tristeza la noticia del fallecimiento de Lázaro Nates, el último superviviente cántabro del campo de Mauthausen. Pero no solo con tristeza, sino también con indignación y alarma al ver que van muriendo todos esperando como víctimas un reconocimiento jurídico que nunca llega. De ahí nuestra alarma, por ser algo que entra en la doctrina esencial de derechos humanos que llevamos décadas demandando. Porque los homenajes simbólicos no son suficientes, aunque también sean necesarios.

Lázaro Nates salió de España con su familia en 1939 cuando tenía 16 años y se exiliaron a Francia, donde fueron internados en campos de concentración “para refugiados” como el de Angouleme, donde su vida no estaba segura con el régimen colaboracionista de Vichy gobernando. De hecho, fueron embarcados en agosto de 1940 en un tren de mercancías, junto a un total de 927 españoles exiliados, hacia el campo de exterminio de Mauthausen. Allí se encontró con su amigo de la escuela de Laredo, Ramiro Santisteban y permanecieron juntos siempre. Ellos formaron parte del Comando Poschacher que consiguió sacar del campo los negativos de las fotos que logró reunir Francisco Boix y que sirvieron de prueba en el juicio de Nuremberg.

La vida de Lázaro no fue nada fácil después de salir del campo en 1945. Además de las secuelas que deja el internamiento durante cinco años en un campo tan duro como Mauthausen, la suerte no lo acompañó. Una familia y una vida destrozada. Su padre murió a consecuencia de los trabajos forzados, él no pudo regresar a España (como todos los deportados españoles), porque el gobierno franquista les quitó la nacionalidad y fueron declarados apátridas, pero nunca pudieron recuperar la nacionalidad española. Tan sólo después de morir el dictador solía venir de vacaciones a Laredo, con su pasaporte francés.

Gracias a la inacción de los sucesivos gobiernos “democráticos” españoles está ocurriendo lo que las víctimas siempre decían: “están esperando a que nos muramos todos”. Luego vendrán los homenajes y las condolencias, como el pasado mes de abril de 2019 cuando se homenajeó en Laredo a su compañero Ramiro Santisteban, con la presencia de la ministra de Justicia, Dolores Delgado. 

https://age-derechos.blogspot.com/2019/04/cronica-del-homenaje-en-laredo-ramiro.html 

Allí tuvimos oportunidad de recordarle a la ministra nuestras demandas, pero nada se ha hecho hasta la fecha: ni justicia, ni reparación. Y no nos vale que venga el ministro de turno a entregar a la familia un papelito al que llaman “Certificado de reparación” que no tiene valor jurídico alguno.

Sin embargo no parece que vaya a cambiar mucho la situación, ya que vemos cómo en el nuevo gobierno la Dirección General de Memoria Histórica ya no está en el Ministerio de Justicia. Mal síntoma.

Pero se equivocan si creen que con la desaparición física de las víctimas se acabó el problema. Primero porque aún quedan muchas víctimas del franquismo y quedan sus herederos y porque los muertos reclaman justicia desde las fosas comunes, víctimas de delitos de lesa humanidad que no prescriben. Quizá no están esperando a que mueran todas las víctimas, sino a que mueran de viejos los culpables de delitos de lesa humanidad, para que no puedan ser juzgados. Como ocurrió en 2008 cuando el Equipo Nizkor de juristas internacionales de Derechos Humanos interpuso en la Audiencia Nacional, con la personación de algunas entidades memorialistas, entre ellas AGE, la querella criminal contra cuatro nazis de las SS que habían sido guardianes en campos de exterminio. Pasó el tiempo y algunos se fueron muriendo antes de poder ser juzgados, pero incluso se llegó a derogar el principio de Justicia Universal para evitar un juicio en España.

Sin embargo el fallecimiento de Lázaro, como el de otras víctimas, nos anima a seguir reivindicando justicia para ellas. Ese sería quizá un buen consuelo para los familiares. Saber que ha obtenido un reconocimiento oficial y no sólo simbólico.

Descansa en paz, Lázaro. Tu entereza, sentido de la justicia, generosidad y resistencia te han hecho uno de los imprescindibles. Te recordaremos siempre y lucharemos por un verdadero reconocimiento, por la justicia y la reparación de todas las víctimas.

Lázaro Nates a la derecha, en 2006, junto a Jesús de Cos y Ramiro Santisteban

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