"Entre 1937 y 1939 casi 30.000 niños huyeron de la Guerra Civil por los puertos de Bilbao, Valencia o Barcelona", explica Iglesias en una aldea perdida en las montañas del Jura, donde rueda rodeado de trenes de época, militares del Ejército Rojo y barbudos campesinos suizos que recuerdan vivamente a Dostoievski.
"De ellos, la historia más triste es la de los niños que fueron a la URSS, pues los demás, al finalizar la guerra, pudieron volver a España. Pero los niños de Rusia se convirtieron en una moneda de cambio. Stalin invirtió mucho en su educación y Franco no quería jóvenes formados en el comunismo soviético". Con una sonrisa, Iglesias aclara: "Aunque lo cierto es que vivieron en Rusia mucho mejor de lo que hubieran podido vivir en sus aldeas y pueblos de origen, pues accedieron a estudios superiores y desarrollaron carreras técnicas inimaginables en la España de entonces".
(Fuente: El País - 'Ispansi' quiere decir "españoles" en ruso)
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