El pasado 23 de noviembre de 2010 se defendió en la Universidad de Alcalá el Trabajo de Investigación Tutelado (TIT) Las escrituras olvidadas del exilio: cartas de súplica de los refugiados españoles al CTARE. Dicho trabajo fue dirigido por el profesor Antonio Castillo Gómez, responsable del Área de Ciencias y Técnicas Historiográficas del Departamento de Historia I y Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras, y realizado por Guadalupe Adámez Castro, alumna de Doctorado y miembro del Seminario Interdisciplinar de Estudios sobre Cultura Escrita (SIECE) y de la Red de Archivos e Investigadores de la Escritura Popular (RedAIEP), quien obtuvo con el mismo la máxima calificación (10) y, por tanto, el Diploma de Estudios Avanzados de Doctorado (DEA).
En Las escrituras olvidadas del exilio, la autora, siguiendo la línea de investigación de la Historia Social de la Cultura Escrita en Época Contemporánea y tratando de contribuir a la recuperación de la memoria histórica a partir de la conservación y estudio de los testimonios escritos de los protagonistas anónimos de la guerra y posguerra españolas, enmarcada en la trayectoria abierta hace ya algunos años por la profesora Verónica Sierra Blas, rescata más de 150 cartas fechadas entre 1939 y 1940 que los republicanos exiliados españoles escribieron desde diferentes partes del mundo, principalmente México y Francia, al Comité Técnico de Ayuda a los Republicanos Españoles (CTARE), delegación que el Servicio de Evacuación a los Republicanos Españoles (SERE) tenía en México y que fue creado, como tantos otros organismos de tipo asistencial en este momento histórico, para ayudar a aquellos refugiados que, tras escapar de una España que ya no reconocían y en la que corrían peligro si se quedaban, intentaron comenzar una nueva vida en este país, que acabó convirtiéndose, gracias a la labor del presidente Lázaro Cárdenas, en la patria del exilio del pueblo español. Tanto el CTARE como el SERE se encargaron de trasladar a México, desde diferentes campos de concentración franceses, a miles de refugiados españoles y de atenderles durante los primeros meses en su nuevo hogar, funciones que después desarrollaría la Junta de Ayuda a los Republicanos Españoles (JARE).
Gracias al estudio de estas 150 cartas podemos conocer cuáles eran las necesidades primarias de los refugiados españoles, qué problemas y preocupaciones tenían en México, cómo intentaban empezar esa nueva etapa vital haciendo frente a los problemas derivados de sus distintas situaciones personales y familiares, cuál había sido su actuación durante la contienda, cómo valoraban los resultados tan negativos que ésta había traído consigo para la República ante la victoria franquista, qué actividades desarrollaban en el país de acogida a nivel profesional, de qué manera se constituyeron en una comunidad o colectivo particular, etc. Para todos aquellos que escribieron y enviaron una carta al CTARE, la escritura les brindó la posibilidad de comenzar una nueva vida.
Las cartas de los refugiados, así como otras escrituras personales que éstos practicaron (diarios, memorias, autobiografías), son documentos que, frente a las fuentes oficiales o las emanadas de las manos de personajes relevantes y cargos públicos, constituyen el mejor (y a veces el único) espejo en el que mirar el reflejo de los miles de españoles que no formaron parte del exilio más conocido y atendido por la historiografía, es decir, el exilio intelectual, sino de ese otro exilio, el de la gente común, el de los sin Historia. Recuperar estas cartas y todos los documentos privados que los refugiados españoles produjeron en estos años difíciles es así, en el fondo, recuperar sus nombres y reclamar su memoria.
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