El sábado 11 de marzo Yayo Herrero presentó en la Librería La Vorágine de Santander la novela de Esther López Barceló “Cuando ya no quede nadie”.
La autora, que ha basado su novela en hechos y personajes reales, nos contó algunos episodios vividos por su propia familia que nos estremecieron, como fue el bombardeo fascista a población civil en 1938 sobre el Mercado Central de Alicante. Algo parecido a lo que ocurrió también en Santander en diciembre de 1936, en que la aviación alemana bombardeó el Barrio Obrero causando 70 víctimas, o más tarde en Gernika, o en Durango porque se trataba de poner en marcha un plan sistemático para aterrorizar a la población civil.
En el caso de Alicante los quintacolumnistas habían hecho correr la voz el día anterior de que iba a llegar pescado al mercado, para que se concentrara allí el mayor número de gente posible. Se formó una cola tan larga que cuando la bisabuela de Esther llegó allí con su hijo pequeño desistió y se dio media vuelta. Eso la salvó de una muerte segura. Pero su marido que estaba trabajando no lo sabía y creyó que ambos habían fallecido en el bombardeo, por lo que estuvo removiendo escombros pensando que su mujer y su hijo estaban entre ellos. En total hubo 311 víctimas ese día.
En el caso de Alicante los quintacolumnistas habían hecho correr la voz el día anterior de que iba a llegar pescado al mercado, para que se concentrara allí el mayor número de gente posible. Se formó una cola tan larga que cuando la bisabuela de Esther llegó allí con su hijo pequeño desistió y se dio media vuelta. Eso la salvó de una muerte segura. Pero su marido que estaba trabajando no lo sabía y creyó que ambos habían fallecido en el bombardeo, por lo que estuvo removiendo escombros pensando que su mujer y su hijo estaban entre ellos. En total hubo 311 víctimas ese día.
Es una novela sobre las mujeres, que son las que recogen nuestra memoria colectiva, con una escritura que emociona y estremece, no exenta de intriga.
Esther López Barceló es socia de AGE, y en su etapa de diputada en las Cortes Valencianas por Esquerra Unida, impulsó la reivindicación de AGE sobre el reconocimiento jurídico de la guerrilla antifranquista a propuesta de Dolores Cabra y de Jorge Llácer que entones era delegado de AGE en la Comunidad Valenciana.
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