domingo, 29 de mayo de 2011

Sobre las elecciones y sus consecuencias

Publicado en el diario "Aquí" de Cantabria el domingo 29 de mayo de 2011

Considero que el Partido Socialista en la última consulta electoral municipal y autonómica ha firmado su certificado de defunción como partido de izquierdas. Desde las promesas que hizo Felipe González en el Congreso de Suresnes y sus concreciones en la realidad hay un abismo. Él decía entonces: “conquistaremos una sociedad distinta, como nuestros fundadores soñaron, en la cual desaparecerá la explotación del hombre por el hombre, una sociedad sin clases. El partido no va a renunciar nunca a esas metas, ¡que lo sepan todos!”.

Ya desde los pactos claudicantes de la Transición se fue haciendo dejación de los principios socialistas elaborados por Pablo Iglesias y compañía y desnaturalizados de la esencia del marxismo, a la cual Felipe González renunció públicamente. Se firmaron acuerdos de lo que yo llamaría Ley del Silencio o de Punto Final, blanqueando y amnistiando los crímenes del franquismo. Zapatero ha empleado los mismos métodos con la Ley de Memoria Histórica que reclamábamos las víctimas del franquismo, en la que reivindicábamos Verdad, Justicia y las indemnizaciones debidas, lo que habíamos suscrito unas 42 asociaciones, pero el resultado fue una Ley “descafeinada” que no tiene ninguna consecuencia jurídica.

Ahora recogen el fruto en esta derrota, de la cual se aprovecha la derecha más radical. Menos mal que el poder moral se ha desplazado a la calle reclamando entre otras muchas peticiones la recuperación de la Memoria Histórica como principio para rescatar la democracia mediante una Ley equitativa que dé paso a las minorías, pues la vigente Ley de Hont no lo permite, porque desvirtúa el resultado de unas auténticas elecciones. Prueba de ello la tenemos aquí en Cantabria con dicha Ley, pues mientras el PP con sólo 7.809 votos obtiene un diputado, el PSOE con 7.880 y el PRC con 8.277, sin embargo la lista presentada por Izquierda Social y Ecologista con 11.224 votos recibidos no obtiene ninguna representación. En consecuencia a esto no se le puede llamar democracia.

En la actualidad la palabra la tiene el pueblo en todas las plazas y calles de España y en muchas partes del mundo que también se solidarizan con nosotros en nuestras reivindicaciones. Como decía Cicerón “El bien del pueblo sea la Suprema Ley”, pues demos la palabra y decisión al Pueblo personificado en el Movimiento Popular iniciado por la juventud el 15 de mayo, para lograr corregir el rumbo hacia un mundo más justo, solidario y humano, mediante un sistema político basado en la Libertad, Igualdad y Fraternidad de toda la Humanidad.

Jesús de Cos Borbolla

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