¿De verdad alguien cree que lo que se ofició el otro día en el parlamento español era un debate?
Llamémoslo monólogo con variedad de artistas, pero no debate.
¿Se debatió la corrupción que inunda la vida política, económica y sindical?
¿Se debatió la economía en negro de bancos, inmobiliarias y ediles municipales y supuestos responsables autonómicos?
¿Se debatió la corrupción y la inanidad de la totalidad del sistema judicial español?
¿Se debatió la persecución de las grandes masas de euros sacadas a paraísos fiscales por banqueros y empresarios corruptos?
¿Se debatió la descomunal incultura, el enorme atraso educativo y la pésima calida de todos los niveles de enseñanza? ¿Se habló siquiera de la formación profesional?
¿Se debatió la ya urgente federalización real del Estado, suprimiendo poderes y mecanismos totalmente prescindibles, no sólo las Diputaciones, también las Delegaciones de Gobierno, y tantas otras formas de control central? ¿Se discutió cómo es posible mantener en la Constitución la afirmación explícita de que respecto a las autonomías el Ejército está por encima de la soberanía popular? (Art. 8)
¿Se debatió acerca de los gastos del Estado en protocolo, representación, casa real y misiones militares al servicio de la OTAN?
¿Se debatió la utilidad real de tener miles de kilómetros de tren AVE de precios insoportables y costes inconmensurables y malmantener la red normal de comunicaciones baratas por tren, barco y autopista? ¿Y la locura de aeropuertos inútiles carentes de posibilidades y con un coste de creación y de mantenimiento imposible de pagar?
¿Se debatieron las pensiones, el salario mínimo, la prolongación indefinida del paro mientras no se encuentre trabajo, las guarderías de empresa para madres trabajadoras, y tantos otros derechos laborales ignorados desde siempre por el poder?
Pues, si no se debatió nada de esto, ¿Para qué llamarlo debate?
lunes, 4 de julio de 2011
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