El pasado 31 de julio se publicaba la noticia de que 181 militares españoles habían firmado un manifiesto contra el traslado de los restos de Franco.
Ya van por 600 los firmantes de ese manifiesto, que en realidad es una apología del fascismo y del dictador. Algo que debería preocupar a un Gobierno democrático, que debería tomar alguna medida al respecto.
Nuestro delegado de AGE en la Región de Murcia, Floren Dimas, oficial retirado, ha dirigido la siguiente carta pública a los militares firmantes del vergonzoso manifiesto:
Abochornado e indignado por la osadía de más de 600
generales, coroneles, tenientes coroneles, comandantes y oficiales del
Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, mostrando "su
adhesión a la memoria del general Franco y contra el traslado de sus
restos del Valle de los Caídos", no puedo por menos que hacer público,
desde la modestia que representa esta carta, mi más enérgico rechazo a la actitud desafiante de un colectivo que se
autoconsidera portavoz de valores como el de la disciplina, y que sin
embargo manifiesta de forma indubitativa su rebeldía ante la autoridad
del Gobierno de España.
Lo mismo que hizo en 1936 el general cuya memoria exaltan y ejemplarizan.
CARTA DE UN OFICIAL DEL EJÉRCITO DEL AIRE A LOS
SEISCIENTOS ALTOS MANDOS DE LAS FUERZAS ARMADAS QUE FIRMAN EL MANIFIESTO
DE ADHESIÓN A LA MEMORIA DE FRANCO
Permitidme
que os tutee, a vosotros que siempre tratabais de tú a vuestros
subordinados, para entendernos mejor en el plano de igualdad en que nos
ha colocado nuestra condición de retirados. He sido y soy militar por
vocación, y si pertenecí a las Fuerzas Armadas españolas en las
postrimerías del franquismo, no lo hice por adherirme como soporte de la
dictadura, sino por coherencia con mis propias habilidades y
expectativas personales, porque el ejercicio de la profesión de militar
no es prerrogativa de ningún general, por muy generalísimo que sea, ni
de ningún régimen por mucha intención que tengan de patrimonializar la
carrera militar.
Vais por
seiscientos los que habéis firmado el Manifiesto pro defensa de la
memoria del general Franco, "el Franco militar y no el político”, según
decís en vuestro escrito, como si fuera posible la paranoica tarea de
deslindar el Franco-militar del Franco-político-dictador, queriendo
quedaros con el segundo teniente de 17 años y con el general de treinta y
tres, como enaltecido ejemplo de disciplina y demás valores militares,
renunciando a la carga histórica personal del resto de su legado.
¿Disciplina decís…? Recordemos cómo fue aquello.
En
los cuatro días posteriores al decreto de 23 de abril de 1931, como
todos los militares de carrera, el general Franco realizó públicamente
la siguiente promesa: “Prometo por mi honor servir bien y fielmente a la
República, cumplir sus leyes y defenderla con las armas”, el más
importante y solemne compromiso que vinculaba a un militar con el
ejercicio de su profesión. Nada perdía quién no lo hiciese, porque la
ley respetaba sus pagas al abandonar las Fuerzas Armadas. Y no obstante
Franco prometió. El 18 de julio de 1936, este mismo general levanta
contra la República las armas que ésta le había confiado para su
defensa. Estamos ante la comisión del más grave delito que un militar
pueda cometer, por el que renuncia al honor como un valor moral para
guiar sus actos en todos los sentidos de la vida. Así que Franco no fue
disciplinado, sino un traidor.
No
voy a hacer alambicados razonamientos de carácter historiográfico, por
innecesarios, para convenceros de que Franco fue, además de desleal, un
criminal de guerra, un convicto de los delitos de crímenes contra la
humanidad y crímenes contra la paz. Y no lo digo yo, lo dijo la ONU en
su resolución 39/1946 declarando: "…En origen, naturaleza, estructura y
conducta general, el régimen de Franco es un régimen de carácter
fascista, establecido en gran parte gracias a la ayuda recibida de la
Alemania nazi de Hitler y de la Italia fascista de Mussolini.”
Hacer
abstracción de la personalidad militar, separándola de la política del
personaje, para justificar una y no cuestionar otra, es un ejercicio de
imposible comprensión que sólo el cinismo puede justificar, pues esa
misma razón llevaría a vuestros correligionarios nazis a reivindicar el
culto a la memoria de Hitler, basándose en el valor acreditado por el cabo Adolf Hitler, acreedor que fue de la Cruz de Hierro en la I Guerra
Mundial, desvinculándolo de su papel como promotor de la II Guerra
Mundial y del Holocausto.
Es
aterrador poder ahora certificar que, tal como sospechábamos algunos,
estábamos mandados por los herederos ideológicos de los que hicieron la
guerra con Franco. Debíamos soportar para no renunciar a nuestra
vocación, tener que sufrir vuestros discursos de inflamado patrioterismo
zarzuelero, mientras en las salas de banderas, en las cámaras y
cafeterías de oficiales, en los clubs y durante las conversaciones
relajadas al final de las maniobras, os dedicabais a soltar la
retestinada devoción que os merecía la dictadura franquista y las
“glorias” de aquel dictador despreciable y felón.
Hasta
la caída del muro de Berlín, el Día de las Fuerzas Armadas alemanas fue
el 20 julio. ¿Sabeis qué se conmemora en esa efemérides? El atentado
contra Hitler en la “guarida del lobo”. Una acción que, aunque
frustrada, dignifica el compromiso de altos mandos y civiles alemanes
para acabar con el tirano; desde entonces cada 20 de julio en el patio
de armas del Bendlerblock de Berlín, tiene lugar una solemne ceremonia en
la que los mandos del Ejército, de la Armada y de la Luftwaffe,
recuerdan y rinden homenaje a aquellos héroes que sacrificaron sus vidas
para acabar con el dictador. Al revés que vosotros, los firmantes del
Manifiesto de adhesión a la memoria Franco, que amparáis vuestro falso
patriotismo envolviéndoos en la bandera de España, soñando que lo hacéis
con la bandera del aguilucho bajo la sombra siniestra del recuerdo al
dictador.
Tenéis la
suerte de vivir en una democracia, ganada y regada con la sangre y el
sacrificio heroico de los compatriotas que se opusieron al régimen de
vuestro caudillo, democracia que por incompleta y poco desarrollada, os
permite decir lo que decís, porque de estar en Alemania exaltando la
figura del cabo Adolfo, ya adivináis el lugar donde podíais estar todos
concentrados en estos momentos.
El
vuestro no es solo un manifiesto pro franquista, es un desafío frontal y
beligerante hacia el Gobierno legal y legítimo de España, que éste no
puede tolerar sin hacer dejación de su obligación de hacer respetar las
leyes, y entre ellas el artículo 578 del Código Penal que se refiere al
delito de enaltecimiento del terrorismo, porque terrorista fue el
régimen de vuestro adorado Franco y sus acólitos, vivos o muertos,
haciéndolos objeto penal del artículo 607.bis que señala y castiga los
delitos de lesa humanidad, aquellos que justificáis con vuestra fina
cirugía mental, como si con el Valle de los Caídos estuviésemos ante el
debate de qué hacer con los restos del doctor Jekyll y míster Hyde. No
se puede diseccionar la figura de Franco separando al Franco-bueno del
Franco-malo. Solo hubo un Francisco Franco, el que traicionó su promesa,
promovió una cruenta guerra civil y sumió a España y a los españoles en
una dictadura de cuarenta años, llenando las cunetas de nuestra patria
con decenas de miles de asesinados.
En
1945, una disposición del Mando Militar Aliado en Berlín, ordenó que
todos los monumentos de exaltación del nazismo “fuesen volados con
dinamita y sus escombros triturados y convertidos en gravilla de obra
pública”.
Los que de vosotros estén de acuerdo en manifestar públicamente su conformidad con aquel decreto que dé un paso al frente.
08/08/18
Floren Dimas
Oficial del Ejército del Aire (Retirado)
Miembro de ANEMOI ("Todos los Vientos")
(Colectivo de Militares Demócratas Españoles)
Miembro de la directiva de ACMYR
(Asociación Civil Milicia y República)