Aniversario de la masacre de Jatín. El 22 de marzo de 1943 toda la población de la aldea bielorrusa de Jatín, incluidos 75 niños, fue masacrada por el 118.º batallón nazi de la Schutzmannschaft (formado en julio de 1942 en Kiev y compuesto principalmente por colaboradores nacionalistas ucranianos, desertores y criminales) y el batallón especial Dirlewanger de las Waffen-SS.
El 22 de marzo de 1943, un convoy alemán fue atacado por partisanos soviéticos. Entre los muertos estaba Hans Woellke, el oficial al mando del batallón. Woellke fue campeón olímpico en Berlín 1936 y conocía personalmente a Adolf Hitler.
Tropas del 118.º batallón de la Schutzmannschaft y la SS-Sturmbrigade Dirlewanger ingresaron a la aldea, obligaron a todos los habitantes a salir de sus casas y los encerraron en un cobertizo, que cubrieron con paja e incendiaron. Las personas atrapadas lograron derribar las puertas delanteras, pero al tratar de escapar fueron ametralladas por los nazis. 149 personas fueron asesinadas, quemadas, disparadas o se asfixiaron en el incendio. El pueblo fue saqueado y quemado hasta sus cimientos. Solo sobrevivieron 8 habitantes de la aldea, de los cuales seis presenciaron la masacre.
De los adultos del pueblo, solo sobrevivió el herrero Iósif Kaminski. Quemado y herido, no recuperó el conocimiento hasta altas horas de la noche, cuando los destacamentos punitivos abandonaron el pueblo. Entonces tuvo que soportar otro duro golpe: entre los cadáveres de sus conciudadanos encontró a su hijo Adán. El niño había sufrido heridas y quemaduras graves y murió en los brazos de su padre. Iósif Kaminski con su hijo en brazos sirvieron como prototipos para el monumento del complejo conmemorativo que se erigió en el lugar.
Miles de pueblos soviéticos fueron quemados y destruidos durante la ocupación nazi, y con frecuencia todos sus habitantes fueron asesinados. La masacre de Jatín se convirtió en un símbolo del horror de la guerra y fue recordada como una de las atrocidades más terribles cometidas por los nazis.
El 22 de marzo de 1943, un convoy alemán fue atacado por partisanos soviéticos. Entre los muertos estaba Hans Woellke, el oficial al mando del batallón. Woellke fue campeón olímpico en Berlín 1936 y conocía personalmente a Adolf Hitler.
Tropas del 118.º batallón de la Schutzmannschaft y la SS-Sturmbrigade Dirlewanger ingresaron a la aldea, obligaron a todos los habitantes a salir de sus casas y los encerraron en un cobertizo, que cubrieron con paja e incendiaron. Las personas atrapadas lograron derribar las puertas delanteras, pero al tratar de escapar fueron ametralladas por los nazis. 149 personas fueron asesinadas, quemadas, disparadas o se asfixiaron en el incendio. El pueblo fue saqueado y quemado hasta sus cimientos. Solo sobrevivieron 8 habitantes de la aldea, de los cuales seis presenciaron la masacre.
De los adultos del pueblo, solo sobrevivió el herrero Iósif Kaminski. Quemado y herido, no recuperó el conocimiento hasta altas horas de la noche, cuando los destacamentos punitivos abandonaron el pueblo. Entonces tuvo que soportar otro duro golpe: entre los cadáveres de sus conciudadanos encontró a su hijo Adán. El niño había sufrido heridas y quemaduras graves y murió en los brazos de su padre. Iósif Kaminski con su hijo en brazos sirvieron como prototipos para el monumento del complejo conmemorativo que se erigió en el lugar.
Miles de pueblos soviéticos fueron quemados y destruidos durante la ocupación nazi, y con frecuencia todos sus habitantes fueron asesinados. La masacre de Jatín se convirtió en un símbolo del horror de la guerra y fue recordada como una de las atrocidades más terribles cometidas por los nazis.