miércoles, 30 de junio de 2010

EL MUNDO: Dos libros reivindican la memoria de los guerrilleros antifranquistas

MEMORIA HISTÓRICA | Las autoras quieren un reconocimiento oficial

Dos libros reivindican la memoria de los guerrilleros antifranquistas

  • Uno escrito por una ex combatiente y otro por la sobrina de otro
  • Quieren que los jóvenes conozca el papel del 'maquis' en la Dictadura

En 1945, años después de acabar la Guerra Civil española y en plena represión del franquismo, Esperanza Martínez vivía con su padre y cuatro hermanas en Atalaya de Villar del Saz, un pueblo de la serranía de Cuenca.
El padre, su cuñado y todas las hijas decidieron ayudar a los guerrilleros antifranquistas. Para ello, Esperanza tenía que recorrer con una burra los 15 kilómetros que la separaban de la capital, hacer acopio de víveres y entregarlos, con mucho peligro y entre todas las precauciones, a los guerrilleros.
Las cosas empeoraron, el peligro para ellos aumentó y el 18 de diciembre de 1949 la familia se unió la guerrilla. El padre y su cuñado fueron fusilados y ellas pasaron a Francia. Esperanza fue detenida tiempo después y pasó 15 años en la cárcel.
Ahora ha escrito un libro titulado 'Guerrilleras, la ilusión de una esperanza' (Latorre Literaria SA), en el que cuenta sus peripecias y las de otras muchas mujeres como ella. Lo ha presentado este lunes en Madrid.
Manuel Torres Hervás también fue guerrillero. En Andalucía. Y también fue asesinado. Su sobrina, Seba Ortega Torres –que lo buscó afanosamente junto a su madre durante años, hasta enterarse de que lo habían fusilado–, y Daniel C. Bilbao, han contado su vida en el libro 'Manuel Torres, guerrillero', de la misma editorial que el anterior, que también presentaron en Madrid. Querían hacerlo en una sala del Congreso, pero no les han autorizado, porque la Cámara ha decidido que sólo autoriza esos actos cuando sean obras escritas por parlamentarios, y tuvieron que hacerlo en un restaurante de la zona.
Poco a poco se va conociendo la historia de los llamados guerrilleros, el 'maquis', la resistencia que luchó contra Franco y en favor de las libertades hasta bien entrados los años 50. Para el franquismo eran bandoleros, huidos, terroristas, criminales, malhechores, bandidos, delincuentes y tantos otros nombres, todos motivo de castigo y represión según las leyes de la Dictadura.
Dolores Cabra, presidenta de la Asociación Guerra y Exilio, lleva muchos años luchando para que se reconozca a los guerrilleros como "tropas irregulares" de la Segunda República. Eso significaría, además de ciertos derechos para sus familiares, sobre todo el reconocimiento oficial a la memoria de los guerrilleros.
"No cabe en la cabeza que estos guerrilleros tengan en Francia los máximos honores y aquí sean tratados como los mayores asesinos, delincuentes y malhechores", afirma, con indignación contenida.
Seba Ortega, sobrina del guerrillero Manuel, tampoco lo entiende. "Tanta Europa y tanta foto por Europa, pues que hagan esto como en Europa. Yo no me quedo conforme, lo que quiero es justicia", dice.
El diputado Joan Tardá, de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), explica que este partido ha intentado que el Congreso reconozca el papel que jugaron los guerrilleros en la defensa del régimen legítimo de la Segunda República, pero no ha conseguido nada. "En el PSOE no están dispuestos a ir más allá de lo que establece la Ley de la Memoria Histórica", manifiesta. Y esa ley les parece "una oportunidad perdida" a él, a Dolores Cabra, a Seba Ortega y a varias hermanas suyas que estos días andan presentando los dos libros, para que los jóvenes sepan "quiénes fueron los guerrilleros y qué hicieron", según dicen.

DIARIO CRÍTICO: Los guerrilleros, un colectivo en busca de identidad

Dos libros rememoran la resistencia antifranquista

Los guerrilleros, un colectivo en busca de identidad

28-06-2010 - M. Á. Menéndez (Fuente: Diario Critico)

Los guerrilleros, un colectivo en busca de identidad
"Somos un colectivo sin identidad política… y sólo queremos justicia, reparación y verdad". A sus 83 años, Esperanza Martínez, guerrillera antifranquista, con padre y cuñado asesinados por el franquismo y con 15 años de prisión a sus espaldas reivindica en un libro la ilusión de una esperanza: la de que los miles de guerrilleros que formaron en el maquis contra Franco y su régimen sean considerados como luchadores por la libertad. Seba Ortega Torres, sobrina del guerrillero Manuel Torres, torturado y asesinado por el régimen, ha conseguido algo más: las actas oficiales del asesinato de su tío, algo imposible de conseguir aún en la España de hoy. Ambas han dejado reflejada su verdad en dos libros en los que cuentan su experiencia en la guerrilla contra Franco. "Ni bandoleros ni mancebas de bandoleros: sólo fuimos luchadores por la libertad".
"Por dignidad de todos, y por la de ellos, los que quedaron en el camino". Dicen las guerrilleras ya octogenarias. Fueron miles los que siguieron la vía del maquis tras la guerra civil contra las atrocidades del régimen de Franco, pero hoy apenas quedan una docena. Entre las supervivientes, Esperanza Martínez, guerrillera e hija de guerrillero muerto en la guerrilla y que pasó 15 años (desde los 25 hasta los 40) en las cárceles franquistas. No se resigna y ha dejado su historia para huir del olvido en el libro "Guerrilleras, la ilusión de una esperanza" que acaba de editar "La Torre Literaria", de la mano de la Asociación Archivo, Guerra y Exilio (AGE).

Junto a Esperanza Martínez, Seba Ortega Torres, sobrina del guerrillero Manuel Torres, muerto después de ser torturado por la Guardia Civil, ha puesto al descubierto en el libro "Manuel Torres, guerrillero" algo casi imposible, inverosímil, difícil de creer: ha conseguido rescatar de los archivos secretos el acta por la que su tío fue torturado y masacrado después. El Gobierno, aún hoy, les niega legitimidad, a ellas y a todos, les hurta una historia que ambas mujeres han querido dejar plasmadas en unas páginas que exudan miseria, dolor, muerte y hambre… pero hambre de justicia, de exigencia del reconocimiento de la identidad propia de un colectivo que para el franquismo fue el de unos "bandoleros" y para la democracia siguen siendo almas para el olvido.

"Pedimos justicia y contra la impunidad", dice la secretaria general de AGE, Dolores Cabra. AGE lleva años exigiendo un reconocimiento para los guerrilleros que lucharon contra Franco y por la dignidad de las guerrilleras que empuñaban las armas como los hombres y que "no eran mancebas de bandoleros", como decía la propaganda oficial del oprobioso, sino luchadores por la libertad. Pero Dolores y AGE se estrellan contra un muro: nadie quiere abrir el melón del reconocimiento de la guerrilla, ni siquiera el Gobierno de Zapatero, pese a su 'memoria histórica' y sus promesas, hoy incumplidas.

Esperanza, sin odio, pero con rabia

Esperanza Martínez y sus dos hermanas -también guerrilleras- han presentado su libro en Madrid en un reducido almuerzo con periodistas. Cuenta cómo asesinaron a su padre y cómo asesinaron a su cuñado; cómo llegó a la guerrilla en diciembre de 1949, a los 22 años, empujada por la represión, por la violencia y la muerte que desplegó el vencedor hacia el bando vencido. Cómo la apresaron tres años después y como pasó quince años en las cárceles franquistas… confeccionando capotas para guardias civiles y uniformes para la Policía Armada. Y cuenta, sobre todo, cómo fue 'interrogada' por el sanguinario coronel Eymar.

Seba Ortega Torres, junto a Daniel C. Bilbao, han presentado en ese mismo almuerzo "Manuel Torres, guerrillero", torturado y masacrado después. Pero Seba y Daniel han conseguido lo que parecía imposible: las actas oficiales de la Guardia Civil sobre cómo fue interrogado, torturado y finalmente muerto Manuel Torres. Una historia para no olvidar.

viernes, 18 de junio de 2010

Entrevista a Esperanza Martínez, ex guerrillera de la AGLA


La maqui del Jardín del Buen Retiro


No todos los días se conoce a una “daño colateral viva”. Esperanza Martínez es una de ellas. Es una mujer de 83 años, de expresión agradable, vivaracha, todo lo que le permite la cadera y la rodilla porque lo que no hizo la represión franquista lo ha conseguido la artrosis.
Cuando acabó la guerra se echó al monte con la resistencia. Se hizo maqui, en concreto del grupo de Levante. Desde 1949 hasta apenas tres años después, cuando la detuvieron, se convirtió en guerrillera. Y después comenzó su travesía del desierto particular: quince años encarcelada en diferentes prisiones españolas. Cuando salió le resultaba tan extraño contestar al teléfono, un timbre que de repente invadía sus sonidos, como cruzar una calle regulada por semáforo o incluso tener en sus manos un cuchillo y un tenedor que no fueran de plástico o comer en un plato que no fuera de aluminio.
Se acaba de presentar el vídeo Contra la impunidad. Ella, afortunadamente no tiene que estar ahí, sigue viva, pero también sigue persiguiendo justicia. Es parte de lo que cuenta en su libro “Guerrilleras, la ilusión de una esperanza” (La Torre Literaria). Y una se pregunta “¿guardará rencor?”. Su respuesta es clara y no deja lugar a ninguna duda (Audio: No guarda rencor).
El último sábado de feria se transformó en autora de las que firman y allí se parapetó en el interior de una caseta, encantada, sonrisa en rostro, recibiendo tanto a familiares y amigos como a curiosos que desconocían quién era aquella señora con más pinta de abuelita que de antigua guerrillera. Firmó, habló, contó su vida y reclamó, sigue reclamando justicia en forma de reconocimiento. Pide la palabra (Audio: Pide reconocimiento público).



Y la pide porque asegura que a la historia española le falta una parte por escribir, y ella la relata cuando le piden que acuda a colegios y se sorprende de lo poco que saben los estudiantes sobre esos años (Audio: Desconocimiento de estudiantes). Cuenta también que hace un par de semanas se plantaron en su casa un par de adolescentes y le hicieron una entrevista porque tenían un examen y querían completar apuntes.
Sigue en la brecha, asegura, se queja de la situación actual y cree que todavía sigue habiendo dos Españas (Audio: Necesidad de curar heridas). Los historiadores cuentan que para curar las heridas de una guerra hace falta que pasen 100 años. Si eso es así, Esperanza Martínez no llegará a verlo, así que por si acaso, ella sigue.

Merche Rodríguez (Imágenes: M.R.)

viernes, 11 de junio de 2010

Nuevos Libros sobre la Guerrilla Antifranquista

Queridos socios, amigos y colaboradores
AGE y AGEMHA han impulsado la edición de dos nuevos libros sobre la guerrilla antifranquista.
Os animamos para que acudáis a la Feria del Libro a encontraros con sus autoras
Esperanza Martínez, autora de Guerrilleras, la ilusión de una esperanza
Seba Ortega, coautora, con Daniel C. Bilbao, de Manuel Torres, guerrillero

La firma de ejemplares será el sábado, día 12 de junio desde las 18,30 hasta las 20,30
Latorre Literaria. Caseta nº 12
Feria del Libro de Madrid

Esperanza Martínez
Guerrilleras. La ilusión de una esperanza.
Ed. Latorre Literaria. AGEMHA. Madrid, 2010.
21’50 x 15 cms. 144 págs. Abundante ilustración.
PVP: 15,50 €

Daniel C. Bilbao y Seba Ortega Torres
Manuel Torres, guerrillero
Ed. Latorre Literaria. AGE. Madrid, 2010.
21’50 x 15 cms. 112 págs. Abundante ilustración.
PVP: 14 €


Formamos parte de la sociedad de la memoria, cuya misión es no olvidar. Que nada se olvide, que nadie se olvide”, dice uno de los autores de estos dos libros en su presentación.

En los tiempos más duros de la represión franquista surgieron numerosos grupos de resistentes en toda la geografía española que se enfrentaban con las armas a la dictadura. Una de las agrupaciones más importantes fue la conocida como AGLA, Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón, llegó a estar compuesta por algunos cientos de guerrilleros y miles de campesinos que ofrecían su colaboración como puntos de apoyo, desde Huesca hasta Cuenca y Alicante. Esta resistencia armada fue extinguiéndose a partir de los años 50, tras una durísima represión que tuvo como eje principal la eliminación de los puntos de apoyo por medios extremadamente violentos.

Rescatamos en estos libros la memoria de dos miembros de la guerrilla.



Esperanza Martínez sobrevivió a aquellas excepcionales circunstancias tras dos años de lucha en el monte, pagó el precio de quince años de cárcel, y ver morir a su padre y a su cuñado en combate, y nada le hizo perder ideales, ánimos de luchar y deseos de vivir. Esperanza relata la vida de una familia de pequeños campesinos republicanos en su aldea de la provincia de Cuenca, y cómo la represión les fue llevando inexorablemente a ser víctimas de la represión de la guardia civil o a unirse a la guerrilla dejando todo para intentar sobrevivir y seguir resistiendo. Cuando la lucha fue decayendo el Partido comunista le confió la dura misión de sacar guerrilleros clandestinamente del interior, misión en la que fue delatada y detenida por la policía. Tras duros interrogatorios fue puesta en libertad para servir de anzuelo, pero al no serles útil fue nuevamente detenida y condenada a casi treinta años de cárcel. Salió en libertad provisional en 1967 y se unió al Movimiento Democrático de Mujeres en Zaragoza, donde pudo comenzar a rehacer su vida en compañía de Manuel Gil, activista sindical que también sufrió años de prisión por su lucha contra la dictadura. En la actualidad reside en Zaragoza y dedica su enorme energía a defender la memoria de quienes como ella resistieron al franquismo en la lucha armada y no se ha querido aún reconocer en su calidad de resistentes al franquismo.




Manuel Torres, andaluz de Jaén, se inició en el activismo político durante la República repartiendo propaganda y defendiendo los ideales republicanos, fue marinero en la armada republicana, y tras la entrega de la flota a Franco por los franceses en Bizerta, fue de los que aceptó volver a España donde comenzó su verdadero infierno. Del campo de concentración pasó a campos de trabajos forzados y acabó en las obras del Valle de los Caídos. Huyó de Cuelgamuros cuando estaba próximo a que le dieran la libertad provisional y se unió a la guerrilla en Teruel y Barcelona. Detenido entre Valencia y Cuenca en el 47 cuando intentaba rescatar a un compañero herido tras un combate. Su cuerpo destrozado por las torturas fue hecho desaparecer por la Guardia Civil que le enterró en la fosa común del cementerio de un pueblo valenciano cercano al lugar donde fue asesinado.
Su madre, su hermana y su sobrina dedicaron años a rescatar su memoria y con la ayuda de periodistas e historiadores consiguieron reconstruir su historia y su muerte y desaparición. Esta es su historia, pero también la historia del arduo y lento rescate de una memoria común.




Tanto Esperanza Martínez como Seba Ortega, sobrina de Manuel Torres, son miembros destacados de la Asociación Archivo Guerra y Exilio, (AGE) desde donde trabajan incansablemente por el reconocimiento jurídico de las víctimas de la dictadura franquista.