Con motivo del 50 aniversario del descubrimiento de la cueva de Chufin (Cantabria), declarada desde 2008 Patrimonio de la Humanidad por sus pinturas rupestres de más de 18.000 años de antigüedad, ayer se llevó a cabo en el salón de plenos del Ayuntamiento de Rionansa un homenaje a su descubridor, Manuel de Cos Borbolla, un hombre polifacético, ecologista, vegetariano, comunista, “intruso de la fotografía” como él mismo se definía. Fue enlace de la guerrilla y en la posguerra consiguió poner a salvo a unas 30 personas facilitándoles el paso de la frontera hacia Francia, entre ellos a su hermano, el guerrillero Jesús de Cos y a su compañera Anita, miembros de la Brigada Machado.
En el homenaje de ayer estuvieron presentes el alcalde de Rionansa, la Directora General de Patrimonio y Memoria Histórica, el Presidente del Parlamento cántabro, la Directora del Museo Altamira, el arqueólogo que dirige las excavaciones en Chufin, familiares del guarda que durante 30 años enseñó la cueva y Mari Sol Gonzalez, en representación de la familia de Manolo de Cos, que agradeció este homenaje póstumo con estas palabras:
Agradezco enormemente este homenaje que se le rinde a Manolo de Cos, que ha sido tanto tiempo silenciado como descubridor de la cueva de Chufin. Ya desde el principio, en 1972, se encontró con muchas dificultades para que las autoridades de la época se tomaran interés, en concreto el Director del Museo de Prehistoria de Santander, el Profesor García Guinea ignoró por completo las fotos que Manolo le mostró de las pinturas de la cueva, por lo que optó entonces por irse a Madrid, donde vivía, y entrevistarse directamente con el Director del Museo Arqueológico Nacional, el doctor en Historia Martin Almagro, que nada más ver las fotos dijo que eran unas imágenes impresionantes y que quería ver la cueva. Se desplazó hasta Chufin, Manolo le acompañó y como siempre hacía Manolo sacó unas fotos para dejar constancia, que actualmente están depositadas en el Museo Etnográfico de Cantabria, en Muriedas, donde se ve a Martin Almagro pasando en barca a la cueva de Chufin junto con otros componentes de esa expedición.
Pero el nombre de Manuel de Cos siguió silenciado durante muchos años en el mundo académico como descubridor de la cueva de Chufin, hasta que la Doctora en Historia María José Soto Barreiro, especialista en el Paleolítico, con la que me une una gran amistad desde nuestros tiempos de Bachillerato, publicó en 2003 su tesis doctoral titulada “Cronología radiométrica, ecología y clima del Paleolítico cantábrico” en el que creo que por primera vez se mencionaba a Manuel de Cos como descubridor de Chufin.
Y para finalizar quiero contar una anécdota que me transmitió Manolo: antes del descubrimiento, en la zona siempre se decía que en esa cueva el moro Chufin había escondido un tesoro, por lo que algunos entraron y buscaron por si estaba enterrado un cofre con monedas de oro o algo por el estilo, como en los cuentos infantiles. Por supuesto, no encontraron nada de eso. Manolo, con una visión más desinteresada, me decía: aquellas gentes, mirando al suelo no se daban cuenta de que el verdadero tesoro estaba en las paredes. Y ese fue el mérito de Manolo de Cos: haber visto lo que otros no veían y haber luchado por que saliera a la luz y se conociera. Por eso le estaremos eternamente agradecidos.
Agradezco enormemente este homenaje que se le rinde a Manolo de Cos, que ha sido tanto tiempo silenciado como descubridor de la cueva de Chufin. Ya desde el principio, en 1972, se encontró con muchas dificultades para que las autoridades de la época se tomaran interés, en concreto el Director del Museo de Prehistoria de Santander, el Profesor García Guinea ignoró por completo las fotos que Manolo le mostró de las pinturas de la cueva, por lo que optó entonces por irse a Madrid, donde vivía, y entrevistarse directamente con el Director del Museo Arqueológico Nacional, el doctor en Historia Martin Almagro, que nada más ver las fotos dijo que eran unas imágenes impresionantes y que quería ver la cueva. Se desplazó hasta Chufin, Manolo le acompañó y como siempre hacía Manolo sacó unas fotos para dejar constancia, que actualmente están depositadas en el Museo Etnográfico de Cantabria, en Muriedas, donde se ve a Martin Almagro pasando en barca a la cueva de Chufin junto con otros componentes de esa expedición.
Pero el nombre de Manuel de Cos siguió silenciado durante muchos años en el mundo académico como descubridor de la cueva de Chufin, hasta que la Doctora en Historia María José Soto Barreiro, especialista en el Paleolítico, con la que me une una gran amistad desde nuestros tiempos de Bachillerato, publicó en 2003 su tesis doctoral titulada “Cronología radiométrica, ecología y clima del Paleolítico cantábrico” en el que creo que por primera vez se mencionaba a Manuel de Cos como descubridor de Chufin.
Y para finalizar quiero contar una anécdota que me transmitió Manolo: antes del descubrimiento, en la zona siempre se decía que en esa cueva el moro Chufin había escondido un tesoro, por lo que algunos entraron y buscaron por si estaba enterrado un cofre con monedas de oro o algo por el estilo, como en los cuentos infantiles. Por supuesto, no encontraron nada de eso. Manolo, con una visión más desinteresada, me decía: aquellas gentes, mirando al suelo no se daban cuenta de que el verdadero tesoro estaba en las paredes. Y ese fue el mérito de Manolo de Cos: haber visto lo que otros no veían y haber luchado por que saliera a la luz y se conociera. Por eso le estaremos eternamente agradecidos.
Entrevista a Mari Sol González:
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