Venta de Contreras (Cuenca) 26 de Junio 2010
Para AGE y cuantos la componen, la Memoria Histórica republicana y antifascista, debe ser un referente ético y moral, asumible por el conjunto de la sociedad española, como lo es en los países de nuestro entorno, que sufrieron la instauración en su territorio de regímenes nazi-fascistas, considerando que quiénes defendieron el régimen legal y legítimo de la II República, lo hicieron posteriormente contra fuerzas y doctrinas que desencadenaron la II Guerra Mundial, enfrentándose a ellas en el frente europeo, los republicanos españoles exiliados, al lado de los ejércitos aliados. De hecho, los republicanos españoles que combatieron en el “maquis” y en unidades militares de la Francia Libre, son considerados hoy héroes en Francia, condecorados y reconocidos jurídicamente en su condición de excombatientes, una condición que hasta la fecha, les ha sido negada por los gobiernos democráticos españoles, a los guerrilleros antifranquistas, pese a las iniciativas elevadas por AGE ante el parlamento de la nación.
Aunque la historia nunca se repite, sí que existen circunstancias coincidentes entre las diferentes etapas cronológicas, que definen el devenir de los pueblos y las naciones. A la actual crisis de valores se une ahora una crisis económica de consecuencias imprevisibles, que puede llevar a una radicalización de las políticas neoliberales, que han llevado la economía española y mundial al punto crítico en que se encuentra en este momento. Se abre así un peligroso deslizamiento hacia la fascistización política, liderada por formaciones que han escenificado su hipoteca ideológica al régimen totalitario que sumió a España en la peor noche de su historia. Tal constatación nos remite a componentes históricos similares que desembocaron, en una trágica guerra y en la dictadura que siguió después.
Una de las características de la Memoria Histórica, tal como la entendemos en AGE, es poner cara y mensaje a los hombres y mujeres que, de forma elaborada o intuitiva, se entregaron a la inmensa tarea de ganar a España para la democracia, dejando atrás una forma de explotación social anclada en la Edad Media, para alcanzar el progreso social imperante en las democracias occidentales, que se había iniciado ya en Europa a finales del siglo XIX. Los ideales que empujaron a aquellos españoles, fueron recogidos e impulsados por formaciones políticas de diferentes tendencias, y la II República fue su crisol, haciendo que por primera vez en la Historia, los ciudadanos, El Pueblo, tomasen conciencia colectiva de que aquello era posible, hasta que el golpe de estado militar y oligárquico de 1936, dio al traste con aquellas esperanzas.
El rescate, conocimiento y difusión de la Memoria Histórica, propugnada por buena parte del movimiento memorialista español, que AGE impulsa, pone su atención en recuperar “historias de Vida”, perdidas en la vorágine de una guerra, la posterior dictadura, o sepultadas por políticas activas de silencio y olvido, decretadas durante la “Transición”, -que en buena parte prosiguen en la actualidad- nos lleva a tomar conciencia de la importancia de adquiere, hacer emerger del olvido o la ignorancia la importancia de un momento histórico, en que el ciudadano toma conciencia de sus derechos, se organiza colectivamente y se dispone a luchar por alcanzarlos y por conservarlos.
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